El monstruo de semejuela

El monstruo de “Semejuela”

El monstruo de semejuela

¡No te permitas caer en sus garras! El otro día escuchando a Ethel Soriano en su programa de MVS Radio, durante una entrevista a un médico se mencionó el término de “Semejuela”.

El médico hablaba de la importancia de cuidar nuestra salud para preservarla por más años ya que ¿quién quiere vivir enfermo no?

Decía el médico: “Si todos los días abusamos de nuestro cuerpo con malos hábitos para nuestra salud, poco a poco iremos mermando ésta hasta que aparezcan las enfermedades crónicas como la diabetes, obesidad, etc. Por ello hay que tomar medidas hoy para preservar la salud por un tiempo mayor y disfrutar de la vida por más años.”

En finanzas personales también hay un elemento de salud que preservar con buenos hábitos, la salud financiera.

Mantener un buen estado de salud financiera debería ser prioridad para todos aquellos que se permitan asentir que la única constante en la vida es el cambio. 

Que la vida responde a ciertos ciclos. 

Que los ciclos no son eternos. 

Y que hay un tiempo para aprovechar al máximo de lo que la vida dispone.

Y que hay un ciclo que inicia en los años “dorados” donde cada quien, de acuerdo a sus hábitos financieros, podrá preservar por mayor tiempo un buen estado de salud financiera.

Aunque hoy nos sintamos en la cúspide de nuestra capacidad, deberíamos tomar nota de  que va a llegar un futuro en el cual vamos a ocupar ayuda hasta para lo más elemental.

Nacemos usando pañales, morimos usando pañales. Piénsalo.

El otro día producto de una contracción muscular no me podía ni parar del sillón.

Tuvieron que venir por mi, llevarme al doctor, y luego tomar ciertos medicamentos para restaurar mi movilidad. Fue cosa de unas horas y luego se me pasó. Pero no me podía ni subir al carro.

Nunca me había sentido tan impotente.

Mi mente funcionaba, pero mi cuerpo no me respondía.

Fue la primera vez que me sentí viejito.

No me podía sostener en pie porque mi músculo del piramidal estaba tan inflamado que presionaba el nervio ciático y me causaba mucho dolor.

Sinceramente me dio mucho de que pensar.

¿Y si ya no me hubiese podido parar? ¿Estaría preparado para ese cambio tan abrupto?

Afortunadamente se me pasó la inflamación y todo regresó a la normalidad.

Pero como todo en la vida, las cosas tienen un proceso.

Ese proceso que parece lento en el día a día del paso de los años, solamente se “siente” que transcurrió muy rápido cuando volteamos a ver hacía atrás y pensamos: Changos, ya se me acabaron los veintes… los treintas… los cuarentas…

¿En qué momento se me fueron tan rápido?

Pues cual rápido, si así como vives los días lentos de hoy, se vivieron los rápidos de ayer, y el futuro de ese ayer ya lo estamos viviendo hoy, y es nuestra realidad.

No no no, lo que pasa es que al mirar atrás tenemos más presente las cosas que para nosotros fueron importantes o extraordinarias y que marcaron nuestra existencia, y al ponerlas a la par respecto de los días ordinarios, comunes y corrientes de ese entonces, pues sí, parece que se fueron volando, pero solo porque en la vida de la mayoría de nosotros existen más momentos de rutina que de hitos.

Ahí es que se siente que se fueron volando.

Pero los días de hoy también vamos a sentir que se nos fueron volando cuando lleguemos allá.

Fíjate que al vivir esclavos de los minutos del día a día hoy, el trajín del diario parece amenguar en nuestra consciencia un acontecimiento futuro e inminente: la tercera edad nos va a llegar… más pronto de lo que pensemos… Hasta que estemos en ella y digamos: Changos, ya llegué, que rápido!

A los únicos a quienes no les va a llegar la tercera edad va a ser a nuestros contemporáneos que se nos adelanten en el camino durante la juventud.

Pero ellos ya no tendrían la preocupación que vamos a tener quienes nos quedemos aquí y al llegar a viejos nos va a tocar: El sobrevivir en un mundo en el que todo tiene un precio, y que para quienes lo puedan pagar y/o estén preparados van a estar tranquilos, pero para quienes no, pues a estirar la mano o a empaquetar.

Por ello, si en estos días de hoy abusamos de nuestra capacidad económica, tomando quizá no las mejores decisiones de qué hacer con nuestros ingresos, muy probablemente estemos preparando terreno para sufrir una enfermedad crónica cuando los “ingresos” se detengan al llegar a la tercera edad.

En ese momento, al cruzar el umbral hacia la tercera edad, nos vamos a topar con ese mentado monstruo: “Semejuela”.

Se me jue la juventud y ya no tengo tiempo para ahorrar! Llegar a viejo y llegar pobre, insolvente, o limitado.

Como diría el gran poeta Tennessee Williams: “Se puede ser joven sin dinero, pero no se puede ser viejo sin él.”

Hay muchos, muchísimos mexicanos que no cuidaron sus hábitos financieros durante su etapa productiva, y hoy viven atrapados en las garras del monstruo “Semejuela”

¿Qué hicieron toda su vida?

¿Qué hicieron con todo lo que ganaron?

¿A quién se lo dieron? ¿Fue a SEARS o Liverpool? ¿A Telcel? ¿A los meses sin intereses? ¿Al carro de sus sueños que hoy vive en un yonke o que está reciclado su aluminio en latas de sopa Campbell’s?

El tiempo es implacable y todos los días despertamos a una nueva realidad que nos puede llevar a donde nos sople el viento o a donde la dirijamos.

Te invito a tomar conciencia de que si hoy te encuentras en tu etapa productiva, te des un respiro y consideres tus hábitos de consumo, para que puedas preservar en el mañana tu salud financiera. Cuídate del monstruo de Semejuela!

Como dijera Lewis Carroll: “Si no sabes para dónde vas, cualquier camino te llevará allí.”

Lauro Sandez
Asesor Patrimonial

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