¡Vivir al día!
No. No es un articulo orientado a motivar la experiencia de vivir el presente.
Vivir al día significa vivir en el nivel más básico y menos desarrollado de la economía personal.
Implica utilizar la totalidad de los recursos económicos para satisfacer las necesidades de corto plazo.
Implica en consecuencia tener comprometido nuestro tiempo futuro con la necesidad de trabajar “siempre” para satisfacer las necesidades que se presentan y salir adelante.
El detalle es que ese “siempre” no durará siempre.
Esto porque llegará un tiempo en la vida de todos y cada uno de nosotros en que cesará la edad productiva.
A partir de ese entonces, al haber vivido al día ¿qué consecuencias se pueden esperar?
Quizá carencia, preocupaciones, impotencia, la retribución de débitos filiales con o sin esfuerzo de quien los otorgue, y un largo etcétera lleno de probables frustraciones.
O quizá todo lo contrario, ¿pero qué nos dice la experiencia?
¿Quiénes obtienen, en cualquier aspecto de la vida, los mejores resultados, los que se preparan o los que no?
Elegir vivir al día nuestras finanzas personales es una estrategia poco recomendable a largo plazo.
Inhibe la posibilidad de crear un patrimonio que brinde paz financiera en las etapas críticas, así como también inhibe el estar preparados para aprovechar oportunidades.
¿Será prudente ésta conducta?
¿Será una conducta o será un hábito?
La manera más sencilla de evitar vivir al día sin tener que sacrificar nuestra calidad de vida de manera significativa, reside en aplicar un principio básico de finanzas personales = ahorra un porcentaje de tus ingresos.
Es así de sencillo.
Si una persona ahorra el 10% de sus ingresos durante toda su etapa productiva, ¿qué resultados podría esperar cuando ésta etapa llegue al fin de su ciclo?
Aplicar este principio de una manera constante permitirá escapar el hecho de vivir al día para en un momento, vivir el día con tranquilidad financiera.
“Tu futuro está en tus manos.”
Lauro Sández
Asesor Patrimonial
